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jueves, 29 de agosto de 2019

El desierto de Tabernas

Existen pocos lugares en el planeta  tan sorprendentes como los es el desierto de Tabernas, al Norte  de la ciudad de Almería en España.  Por su peculiar orografía  y su escasa vegetación, bien podríamos confundir este  desierto semi-árido con el de  Gobi o alguno de los  de Arizona o del norte de Mexico; incluso, si me apuran. Si nos vendasen los ojos, nos desorientasen y nos dejasen entre sus colinas, desde luego que  no pensaríamos estar en nuestra querida Europa. Nos invadiría el miedo y el sobrecogimiento y puede, que incluso pensásemos que nos han dejado en otro planeta. Desde luego, nunca imaginaríamos estar  a unos pocos kilómetros  de los chiringuitos en la  playa del Cabo de Gata, algo, que de seguro no ibámos a encontrar en ninguno de los desiertos mencionados.

 Aislado de las brisas marinas del Mediterráneo por las sierras de los Filabres y de Alhamilla, quedó este trozo de tierra como testigo de los caprichos de la naturaleza. Sin embargo, aunque imponente y sobrecogedor, el desierto de Tabernas no es muy extenso, como pudiese parecer a primera vista. Ocupa solo unos 280Km². En cualquier dirección y a pocos kilómetros encontraremos pueblos cercanos y lugares para refrescarnos. El de Tabernas, es como muchos un desierto y cómo he dicho antes un desierto simi-árido. Tiene un regimen de precipitaciones muy bajo debido a efectos meteorológicos producidos por las sierras que lo rodean. Su singularidad más llamativa es la  especial  belleza natural y salvaje, capaz de impresionar al visitante más insensible. Por este motivo fue declarado  paraje natural y lugar de especial protección, también por su fauna y la flora. En mí opinión, es lugar de visita obligada si vamos por tierras almerienses, pues a parte de regalarnos paisajes sobrecogedores, sorprendentes y, como he dicho y recalco, de singular belleza. Además  podremos tener la oportunidad de ver especies vegetales y animales que no encontraremos en  otras partes del mundo, a más de otras inesperadas sorpresas.  

Su similitud con algunos desiertos estadounidenses o mejicanos, sus ya mencionados paisajes,  marcados por una  orografía muy peculiar y llamativa, así como su clima moderado, no tan hostil cómo el de otros desiertos, fueron entre otros los motivos por los que algunos directores  de cine, empezando por Sergio Leone, hicieron de este enclave un lugar perfecto  cómo escenario natural  para rodar los exteriores de innumerables  películas. Muchas de las escenas de Indiana Jons, Conan el Barbaro, El bueno el feo y el malo y un sin fin de míticas películas que están en la memoria de todos, fueron rodadas parcial o totalmente  allí.  Pocos saben que fue el desierto de Tabernas  el hogar adoptivo de Luck Skywalker y que de allí partió el Halcón Milenario. Tampoco es muy conocido que por sus intrincados cañones acecharon los moradores de las arenas, y que fue  a la vez  el hogar  de Yaba el Hutt. En sus parajes fue donde se  recrearon muchas de las desiguales batallas entre indios y vaqueros, de  moros y cruzados, de guerras mundiales e incluso de extraterrestres y humanos. Y no hay olvidar tampoco que fue el escenario de Lorens de Arabia o Le Llamaban trinidad.  De la época más prolífica del wester han quedaron muchos vestigios; decorados y pueblos enteros  de atrezo, construidos para seguir los pasos de  actores de la talla de Clint Eastwood, Sancho Gracia o Elizabeth Taylor.  A buen seguro fueron sus parajes y su misterio, lo que inspiraron ó a Ennio Morricone en sus magistrales bandas sonoras. Hoy en día, aunque se siguen rodando películas y anuncios publicitarios, algunos de estos escenarios han quedado más  como reclamo de turistas. Allí se  pueden quedar sorprendidos con las actuaciones de especialistas y actores, que  rememoran escenas  del viejo Oeste americano, con sus peleas, tiros  y caídas de caballo. Uno de estos lugares y más conocido por su estado de conservación es Fort Bravo Texas Hollywood. Aunque sabíamos de la existencia de este  lugar por algún reportaje, no nos plantemos en ningún momento visitarlo; menos en esas vacaciones de Sol y playa. De hecho, ni siquiera eramos conscientes de que estábamos cerca.

Nos encontrábamos por la mañana de visita en un hermoso acantilado, donde se encuentra el  faro más famosos del Cabo de Gata. Allí encontramos una oficina de información turística y al acercarnos para buscar lugares que visitar, entre la información y los panfletos, encontramos uno que hacía referencia a  Fort bravo. Los dos estuvimos de acuerdo en que sería buena idea visitarlo y conocerlo. Así que después de comer en un chiringuito frente al pueblo de Cabo de Gata,  sin saber muy bien que es lo que nos íbamos a encontrar, pusimos rumbo al desierto. Resultó ser que asistir al espectáculo  no fue caro ni mala idea; en realidad fue sorprende y mereció la pena. Aunque los actores no eran  conocidos y tampoco grandes estrellas, le pusieron ganas y pasión. Rara debería ser la persona que no soltase una carcajada  o pasase por alto ese esfuerzo que pusieron en dar al público una buena sesión del  más puro estilo spaguetti wester.
Lo cierto es que te quedas con la sensación que podía ser mucho más o que no se aprovecha enteramente todo el potencia que tiene el lugar y los decorados, pero hay que tener en cuenta que este debe ser un negocio difícil de sobrellevar por sus elevados costes.  Respecto al pueblo, recreación de un típico escenario de película, no le faltaba de nada. Calles polvorientas, el Saloon, la barbería, la cárcel; vamos, un pueblo del antiguo Oeste al completo; incluyendo hasta la estación y las vías del tren.  El complejo, a parte del espectáculo diario y los decorados, tiene piscina y cuatro bungalows. No sé si sitio para caravanas y tiendas de campaña también, pero sería interesante que fuese así, un  camping donde uno se puede alojar. Si lo queréis visitar, cosa que la que no os arrepentiréis, pues es una buena forma de pasar una tarde divertida y agradable, debéis saber que abre a las cuatro de la tarde y cierra a las siete. durante ese tiempo se hacen dos espectáculos de los que no quiero contar nada, pues prefiero que quien quiera ir se sorprenda cómo nosotros  y lo disfrute. Si contase algo rompería estaría estropeando el buen trabajo de los artistas, así que mejor me lo guardo. En el lugar también alquilan caballos, por lo que es posible darse un paseo  con la caída del sol. Nosotros no lo hicimos, pero ganas quedaron. Estoy seguro que hubiese sido una experiencia alucinante. Si vais, no os olvidéis de pasar por la exposición donde se exhiben  los carromatos, monturas  y otros elementos de atrezo utilizados en las películas; en un excelente estado de conservación y bien documentados. Algunos de ellos son muy auténticos, como las monturas utilizadas para las películas. Cuando llegamos, el primer espectáculo ya estaba empezado y nos perdimos una buena parte. Por eso recomiendo llegar con tiempo, pues en el camino de tierra polvoriento que lleva a Fort bravo, no se puede correr.

Con ganas nos quedamos y de más, porque a parte de ser un buen lugar para recrear los sentidos y parar un buen rato, cerca de Tabernas hay  una zona de vuelo de parapente, algo que no supe hasta después de visitarlo. Fue una lástima, pues llevaba mi equipo en el coche pero lo supe después. Volar  encima de aquellos parajes, tan inhóspitos y peculiares, hubiese sido una experiencia intensa digna de ser vivida. Pero en fin, otro día será y tiempo habrá para hacerlo; el viajero siempre tiene que ser positivo y esperar volver a los sitios que le han impresionado, a este, de buen seguro volveríamos.              







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